viernes, 25 de diciembre de 2009

Cómo elegir tu vestido de novia I - Cómo reconocerlo

Creo que principalmente existen dos tipos de novia. Una es la que siempre supo que vestido quería: recurre a la diseñadora que más le cierra, se lo dibuja, se lo confeccionan, se lo prueba, le encanta y se casa. Fin de la historia.

La otra, entre las que me encuentro, sabe que ese va a ser el vestido de su vida. Quiere que sea único, especial, diferente, y que principalmente la defina como mujer. Pero no tiene la menor idea de cómo es.

Y ahí empieza una cuenta regresiva que puede ser más o menos angustiante, pero que siempre es incierta y un tanto desconcertante.

Para todas las novias desorientadas, aquí comienza una serie de entradas cuyo objetivo es ayudarlas a encontrar su vestido soñado. El dato alentador es que, finalmente, siempre lo encontramos.

Este es el más acertado de todos los consejos que he escuchado: si cuando te probás un vestido no te dan ganas de llorar de emoción, ni se te corta la respiración, ni se te dibuja una sonrisa imborrable, entonces ese no es tu vestido. Seguí buscando.

Tu vestido de novia no puede ser uno que elijas con cara de "puede ser", inclinando de costado la carita, mientras lo mirás por todos lados. Si dudás frente al espejo, no es tu vestido.

Encontrarlo es como enamorarse a primera vista, es como una revelación. Es ese y no puede ser otro. Y lo sabés en tu cabeza, en tu corazón y en tu estómago. Si todavía no te pasó, entonces todavía no lo encontraste.

Haceme caso, no aceptes una propuesta con dudas. Porque en algún momento esa duda reaparece.

Pero, ¿cómo llegamos a probar un primer vestido? Te cuento todo lo que aprendí como novia de Buenos Aires en las próximas entradas.

Carolina R.
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