domingo, 4 de septiembre de 2011

Un cambio duradero



Jordin Sparks, cuando todavía no era famosa.
Remera adherente y colorada + chaqueta corta + pantalón de tiro bajo
dejan en evidencia total su zona de conflicto: panza y caderas.
El cartel con el número no colabora en lo absoluto.

Muchas mujeres confunden el asesoramiento de imagen con un cambio mágico. Como si una asesora fuese un hada madrina que nos transforma en Cenicienta de la mañana a la noche. La realidad es que, aunque te ofreciera un cambio de look instantáneo (pelu, maquillaje y shopping de por medio), adiviná qué: también se desvanecería como la carroza del cuento, y a la mañana siguiente no sabrías por donde empezar.

Que quede claro: sí podemos ir a la pelu a cortarte el cabello según lo que mejor le queda a tu rostro, sí podemos recurrir a un maquillaje nuevo, y sí puedo ir con vos de compras y elegir un conjunto que definitivamente te transforme. Y quizá sea una buena manera de empezar una nueva etapa, o de salir de una crisis, o de animarse a buscar otro trabajo, porque el cambio será impactante y será un buen empujón.

Jordin ya consagrada, después de un evidente asesoramiento de imagen.
Un vestido corte princesa, ideal para disimular pancita y caderas anchas.
Una buena caída y la falda evasé hacen milagros.
El largo a la rodilla, otro aliado indiscutido.

Pero si una asesora no te da las herramientas necesarias para que vos misma cada día puedas implementar esos cambios y mantenerlos en el tiempo, todo habrá sido en vano. Por eso un asesoramiento de imagen lleva tiempo, tiempo real y de maduración interior. Porque en un encuentro vas a aprender qué te queda mejor y qué descartar, pero después hay que practicarlo todos los días hasta que se te haga un hábito. Tiempo para acostumbrarte a tener un placard ordenado, a peinarte y maquillarte todos los días, a comprar inteligentemente.

Por eso aconsejo a mis clientas ir de a poco, e ir avanzando con un servicio a la vez. Porque después de cada encuentro, cada una deberá poner en práctica lo aprendido. Los cambios más radicales e inmediatos son un buen estímulo para seguir adelante (como cuando bajás dos kilos la primera semana), pero los más sólidos y perdurables son los que se convierten en parte de nuestra rutina.


Por eso, si querés un cambio, tenés que ser consciente de que el mayor esfuerzo será el que tengas que hacer vos después de cada encuentro. Pero no te preocupes, para eso contarás con una profesional que te dará la confianza y las herramientas necesarias para lograr lo que buscás: ser la mejor versión posible de vos misma.

¿Te animás? Escribime a frenteamiespejo@gmail.com

Carolina R.